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Interludio VII

Interludio VII

Fotografía muy oscura. En la cama, sobre la almohada, hay una máscara. Detrás de la cama, una silueta enlutada y misteriosa. Entre ambos, una pequeña llama.
Kati Horna, From Oda a la Necrofilia, 1962

Este interludio, la parte VII, es una entrada especial. Cada año, en primavera, solía publicar un interludio, una especie de entrada especial dedicada a la reflexión y que me servía para contar los años que iban pasando desde la apertura de este blog. A veces era una entrada-resumen, una especie de recopilación o mejor dicho, rememoración de aquellos relatos que habían marcado el año entero, prestando especial atención a la temática que por la cual solía decantarme. Cuando el blog empezó, estando todavía en blogger, éste no era más que un blog personal donde solía colgar todo tipo de relatos variados, improvisados la mayor parte de las veces, que armonizaba con los sueños y los terrores nocturnos que por aquel entonces atormentaban mi alma. De ahí que eligiera un nombre tan peculiar. Con el tiempo, la temática de los relatos fue abriéndose, abarcando temas como la fantasía medieval, la ciencia-ficción, las distopías post-apocalípticas y el romanticismo oscuro. Por aquel entonces también solía hacer series largas, relatos que eran publicados por partes y que todavía conservo como El viaje de Joyce, La fuente de las lágrimas, La vieja factoría, Siete cruces negras o La ciudad de la niebla. Mi intención inicial había sido seguir realizando ese tipo de relatos o novelas ligeras publicadas por fascículos, como en los antiguas revistas o periódicos del siglo XX. No obstante, fue una costumbre que perdí.

Con la reapertura del blog en 2018, decidí darle un enfoque más profesional al proyecto. No subí entradas que no considerara relevantes, descarté subir muchos de los relatos improvisados y abandoné aquellas entradas que no estuvieran dedicadas a la literatura. Dejé de compartir sueños, música o otros quehaceres ajenos al mundo literario. Durante ese periodo, quizá fruto de ese anhelo o necesidad, nace mi otro blog, enfocado a otros elementos, algunos más personales y otros más académicos. No obstante, en los últimos interludios, se hacen frecuentes las quejas relativas al poco tiempo disponible para escribir. Esto ocurre paradójicamente, poco después de la construcción de este proyecto en su faceta actual, es decir, como blog profesional alojado en un host propio, con su propio dominio. Con el paso de los años, el tiempo libre cada vez es menor y el agotamiento se recrudece cuando va acompañado de la enfermedad, como ha sido siempre mi caso. No obstante, en este interludio no voy a reiterar mi necesidad de seguir escribiendo sino a compartir una buena noticia.

Entre 2016 y 2017 nacieron una serie de relatos que quise publicar en un mismo tomo. Al principio fueron cinco, pero luego le siguieron otros relatos en borrador. No obstante, fueron varios los motivos los que provocaron que al final desestimara tal opción. Intenté retomar el proyecto varias veces y todo mientras seguía escribiendo una novela en mis tiempos libres. No obstante, primero fue la enfermedad y poco después vino la cuarentena y mi mundo quedó trastocado. Han sido varios años de impass, pendiente de estudios y analíticas, sumergido en una especie de ensimismamiento pesimista que a veces ha rozado el nihilismo y la desesperación. El año pasado, decidí retomar mis viejos proyectos y aunque todavía estoy dando palos de ciego en otros asuntos personales y profesionales, decidí sacrificar parte de mi tiempo libre en rehacer y deshacer aquellos relatos que había dejado en el tintero. Tras varios desencuentros, y con el descontento de no encontrar algo con lo que sintonizara mi alma, al menos actualmente, decidí apartar definitivamente aquellos escritos y empezar de cero, salvando al menos 4 de aquellas historias. Aunque algunas bien las podría haber compartido en el blog, decidí no hacerlo finalmente. Eran relatos variados, pero no había un hilo conductor entre ellos. Unos eran futuristas, otros más históricos. Uno de ellos era posmoderno y otro se trataba más bien de un relato experimental escrito en prosa poética sobre un mundo futurista que parecía habitado sólo por ecos del pasado, por fantasmas que tratan de encontrar un sentido a la que fue su existencia.

Este año empecé a rehacer el primer relato, pero con el paso de las semanas, éste empezó a crecer y cuando quise darme cuenta ya era una novela corta. Intenté entonces reescribir el primer capítulo y subsanar esos saltos extremos que son más comunes en las narraciones breves. Tras detenerme en los detalles, evitando la densidad de la acción y los cambios bruscos de escenas, fui consciente de que la historia requería de mayor dedicación, de una narración más pautada y realista. Fue así como lo que iba a ser un relato de 20-30 páginas se ha terminado convirtiendo en una novela. Al estar tan acostumbrado a los relatos breves y las entradas de blog, volver a este tipo de géneros literarios ha sido un verdadero desafío. En primer lugar porque aquí no podía haber espacio para la improvisación y las narraciones intencionalmente ambiguas y en segundo lugar, porque la trama requería una planificación previa para evitar contradicciones. Las cuestiones literarias ya las dejaré para una segunda entrada, en el caso de que haya que explicar algunos pasajes del libro, incluyendo las razones últimas de la historia o los significados subyacentes a la misma.

La cuestión es que a finales de abril ya tenía la historia completa. Quedaba repasar la historia, reforzar los argumentos y tratar de repasar cada uno de los detalles para que no hubiera lugar a incoherencias o inconsistencias internas. No obstante, al terminar, aunque la relectura de la historia me convenció, volví a sentir la misma sensación de insatisfacción. La historia inicial estaba planeada como un relato que iba a entrar en conflicto con otras de las historias. Me refiero a un conflicto no en el sentido de incoherencia sino como un conflicto buscado, una dialéctica. Todo formaba parte de un proyecto más complejo, pero habiendo convertido el primer relato en una novela, no podía esperar tanto tiempo a terminar el resto. Si seguía escribiendo a mi ritmo, podría tardar demasiado tiempo a cimentar la historia (y el tiempo es algo que ya empieza a escasear). Si por otro lado, empezaba a publicar a diestro y siniestro, corría el riesgo de precipitarme en la historia final y negar a cada historia la posibilidad de convertirse en su propia novela.

Las historias, en principio, estaban diseñadas para tener un nexo que trascendía el tiempo y el espacio, un conjunto de elementos propios que sólo se explicaban en su conjunto. Por tanto, publicar la primera historia sin el resto, no era una opción fácil. La solución pasó por realizar varias correcciones e integrar varios de los elementos que en principio sólo eran explicados en las siguientes partes. No obstante, para evitar cualquier sensación de incompletud, la solución final pasó por idear un nuevo relato, es decir, un relato adjunto que no formaba parte de las historias originales y que venía a completar o confrontar lo dicho en la novela. Idear esta segunda historia y reestructurar la primera me llevó otro par de meses. Y entre correcciones, errores varios y consultas desesperadas, conseguí terminar la obra a principios de septiembre, después de un angustioso verano donde estuve más pendiente de mis estudios de inglés que de otra cosa.

Después de tener el borrador final terminado, he tenido que realizar varias correcciones y consultar a profesionales. Tras muchos errores, finalicé la historia. Por el camino tuve que aprender a maquetar con Scribus. Ya había hecho trabajos con el InDesign CS5, pero éste era desde luego mucho más intuitivo que el primero. Manejar este software no ha sido una tarea fácil, pero tras realizar muchas pruebas y consultar manuales, logré dominar los formatos y completar una plantilla adecuada para la novela. Han sido meses donde se han agrupado el aprendizaje y la frustración, pero espero que este experiencia agridulce me haya servido para mis futuros trabajos. Ahora ya sé los procesos que debo seguir, cuáles son los errores más comunes que he cometido a la hora de escribir y qué cosas debo evitar en el futuro.

Lorchard (2025)

El 25 de este mes decidí subir el documento final a amazon para su impresión. Desde hace unos días ya está disponible. Ya he creado una página dedicada para subir aquellas cosas relacionadas con la publicación. Son muchas las razones por las que he elegido amazon. No obstante, esta vez he comprado un ISBN propio y es más que probable que ponga el libro también en otras plataformas. Anteriormente solía publicar en lulu, pero esta vez he decidido hacerlo en una única cuenta en amazon. La razón de por que uso mi cuenta oficial es porque este servicio no deja tener varias cuentas de autor y en un futuro necesito usar mi cuenta de amazon KDP para publicar otro tipo de libros. He pensado que si me creaba una cuenta sólo para escribir libros relacionados con el blog, luego no podría crearme una nueva cuenta para publicar libros más académicos o personales.

De momento, lo importante es que con esta publicación, termina y empieza una nueva etapa en el blog. La publicación de esta obra de alguna manera da sentido al proyecto y exonera sin lugar a dudas, los meses de ausencia silenciosa. A partir de ahora, creo que la siguiente publicación será más fácil de llevar a cabo y también planeo empezar a organizar una especie de índice mejorado de los relatos que he ido compartiendo hasta el momento.

 

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