Le vampire. Sección poesía de autor.
Charles Pierre Baudelaire (1821-1867) nació y creció en el París del siglo XIX, consumando con su vida una obra poética de gran envergadura y calidad. Su padre era ya mayor cuando él nació y por ello pronto se quedó huérfano. Creció desde entonces con esa rebeldía hacia su padrastro. En una turbulenta e irreconciliable fase edípica, adquirió una irremediable atracción hacia el dandysmo y la vida bohemia que sólo le condujeron al fracaso, a la amargura y finalmente a la muerte. Su excentricidad no le impidió construirse como una figura marcada por la fatalidad y la decadencia. Su poesía fue pues triste pero ígnea, nocturna, decadente e incluso blasfema, haciendo del poeta, máscara luzbeliana, una suerte de estremecimiento nuevo que agitó el romanticismo poético y lo hizo despertar de su letargo. En vida asombró y escandalizó con sus obras, pero siempre adquiriendo una cierta autoridad que lo convirtió pronto en un autor clásico, dejando toda una serie de tumultuosos seguidores que alimentaron la poesía desde entonces. Pero creo que llegados a este punto, sobran las presentaciones pues de Baudelaire se han escrito ingentes ríos de tinta. He elegido esta vez una poesía de Les Fleurs du mal, obra editada en 1857 pero que no culmina en su forma definitiva a partir de 1867, con la edición de Pulet-Malassis. Es la obra magna de Bauldelaire, pero a la vez un ejemplo idílico de la perfección de la rima francesa y de la particular obsesión del autor de escoger las palabras precisas, con honda reflexión al respecto, haciendo que el cuerpo del mensaje adquiera un lenguaje exquisito, rotundo, casi profético.
Le vampire
Toi qui, comme un coup de couteau,
Dans mon coeur plaintif es entrée;
Toi qui, forte comme un troupeau
De démons, vins, folle et parée,
De mon esprit humilié
Faire ton lit et ton domaine;
— Infâme à qui je suis lié
Comme le forçat à la chaîne,
Comme au jeu le joueur têtu,
Comme à la bouteille l’ivrogne,
Comme aux vermines la charogne
— Maudite, maudite sois-tu!
J’ai prié le glaive rapide
De conquérir ma liberté,
Et j’ai dit au poison perfide
De secourir ma lâcheté.
Hélas! le poison et le glaive
M’ont pris en dédain et m’ont dit:
«Tu n’es pas digne qu’on t’enlève
A ton esclavage maudit,
Imbécile! — de son empire
Si nos efforts te délivraient,
Tes baisers ressusciteraient
Le cadavre de ton vampire!»»
El vampiro
Tú que, como una cuchillada,
En mi corazón doliente has entrado;
Tú que, fuerte como un tropel
De demonios, llegas, loca y adornada,
De mi espíritu humillado
Haces tu lecho y tu imperio,
—Infame a quien estoy ligado,
Como el forzado a la cadena,
Como al juego el jugador empedernido,
Como a la botella el borracho,
Como a los gusanos la carroña,
— ¡Maldita, maldita seas!
He implorado a la espada rápida
La conquista de mi libertad,
Y he dicho al veneno pérfido
Que socorriera mi cobardía.
¡Ah! El veneno y la espada
Me han desdeñado y me han dicho:
«Tú no eres digno de que te arranquen
De tu esclavitud maldita,
¡Imbécil! — de su imperio
Si nuestros esfuerzos te libraran,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro!»
Bibliografía:
Baudelaire, C. (2002). Complete poems. New York: Routledge
Baudelaire, C. (2015). Las flores del mal. Recuperado de https://books.google.es/books?id=IKNjDwAAQBAJ&
López Narváez, C. (1967). «Baudelaire: sombra y grandeza» en Boletín Cultural y Bibliográfico, 10(08), pp.5-15.
No conocía esta faceta de Baudelaire…
Gracias por comentar. Toda vida siempre es más compleja pero en este caso he decidido centrarme en esos aspectos de su vida. Un cordial saludo.
Uno de los poetas que ha inspirado a nuevas generaciones aquí en la ruta del ron disfrutamos de poesía bohemia